El “arte de envejecer” se traduce para mí en el arte de aceptación y gratitud. Si pensamos en la alternativa a envejecer nos queda clara la única respuesta viable.
Al “rendirnos” al envejecimiento estamos abrazando a la vida. Y al abrazar a la vida somos capaces de celebrar nuestra humilde posición en el grandioso plan de la naturaleza. Cuando miro por la ventana y veo la belleza de la naturaleza, me permite experimentar mi propia belleza, pero sólo con la disciplina de moverme de lo interior a lo exterior.
Hacer el viaje de adentro hacia fuera me da la experiencia de poner más foco en otros que en mi misma. Ser parte del mundo maravilloso de la actuación, nos enseña la lección de “dar representaciones,” lo que requiere poner el énfasis en el público, el “receptor” más que en mi misma. Trabajar en el valiente mundo de la lucha contra el SIDA se ha combinado mágicamente con esta experiencia para suministrarme un contexto para apreciar la magia de ser útiles a nuestro prójimo.
El servicio y la rendición, me parece a mí, que son mi base personal para envejecer con cualquiera sea la gracia que haya logrado. A mí me parece que el “arte” estriba en permitir que ocurra la elección por lo que será. La Madre Naturaleza es nuestro gurú y nos demuestra cuales son los dones generados por no “meternos” y permitirle a la vida que ocurra.
Judith Light es una actriz varias veces ganadora del Emmy y el Tony y una activista social www.judithlight.com
